No hay revolución sin la organización de procesos democráticos que concientizen a que individuos se empoderen para formar comunidades que tomen acción a pequeña y gran escala.
En Desarrollo Organizativo para el Cambio Social: Un Enfoque Integrado para la Transformación Comunitaria, una de las primeras preguntas que hace el estudio es sobre cómo “nuestras organizaciones pueden ser lo suficientemente audaces para alterar las relaciones estructurales fundamentales en la sociedad, y ser lo suficientemente sabias para actuar según los principios de sostenibilidad organizativa y de transformación comunitaria”. O sea, ¿cómo va nuestra organización a ayudar a fomentar los movimientos sociales para un cambio radical?
El estudio continúa que hay más poder en un enfoque que considera cuatro diferentes elementos hacia el cambio en conjunto: la organización de comunidades (movilizar a la comunidad cuando se mandan a la acción en base a sus inquietudes), el análisis del poder (entender las diferentes estructuras de desigualdad y opresión), el desarrollo organizativo (las organizaciones involucradas en el cambio radical de nuestra sociedad tienen que reflejar, mediante su proceso de toma de decisiones y acción, los valores de la visión de este cambio al que se quiere llegar) y la sostenibilidad de la organización (a través de la auto reflexión de los individuos de la organización y su concientización por medio de las relaciones con los demás). En otras palabras, para que una organización contribuya al cambio radical de la sociedad ocupa saber qué se esta cambiando y a dónde se quiere ir (el análisis del poder), cada individuo estar conciente de cómo estas opresiones y desigualdades también actuan dentro de uno mismo para que este cambio social exista dentro de las relaciones que uno tenga con los demás (la sostenibilidad) y así se manifieste en el proceso de interacción (desarrollo organizativo) para que luego la organización pueda aplicar estos principios en la movilización de las comunidades afectadas.
Para que una organización sea verdaderamente radical, resista las estructuras de poderes existentes y muestre una alternativa real que lleve a una transformación total y positiva de la sociedad en la que vivimos, debe demostrar ser la presencia existente de ese cambio en sus procesos y acciones.
Los medios de comunicación radicales son instrumentos esenciales para este propósito porque facilitan un espacio público (o contrapúblico) donde se pueden debatir diferentes ideas y pensamientos de cambio social y los ayudan a propagar a otros espacios públicos. Son los lugares virtuales donde podemos reimaginar y crearnos a nosotros mismos y a nuestra sociedad según las posibilidades de nuestras visiones radicales. Y aunque no todos los medios radicales lo logran, intentan resisitir las diferentes formas de opresión dentro de su misma organización, además de implementar un modelo más democrático en comparación a los medios corporativos. Todos, sin embargo, intentan quebrar con alguna norma social existente.
Así lo establece John Downing en Radical Media (Medios Radicales). Uno de los problemas que Downing intenta de resolver es el de la profundidad de la radicalidad de estos medios alternativos (por su mensaje o tipo de modelo organizativo) que es, en cierta forma, el mismo que se hace el estudio que mencionamos anteriormente. Los medios radicales son “con mucha frecuencia libres y radicales en ciertos sentidos, y no en otros”. Downing explica que lo mismo ocurre en los movimientos de izquierda en sí, cuando no encuentran puntos de unificación con los otros movimientos, muchas veces por prejuicios opresivos que aún se presentan y no se intentan de resolver. Un medio puede ser feminista pero racista, o puede ser anarquista pero capitalista, y así sucesivamente. Como lo habla el estudio con respecto al elemento del análisis de poder, Liberating Theory (Teoría Liberadora) también explica que hay diferentes opresiones que se manifiestan en nuestra sociedad y se alimentan una de la otra, y si no se trata esta “totalidad de opresiones” en conjunto no habrá un cambio social significante porque estas opresiones se recrearan nuevamente. Downing lo resume así: “Definiendo la fuente de los problemas que nos enfrentamos y la naturaleza del poder que los mantiene es fundamental para decidir cómo lidiaremos con ellos”.
De esta forma, los medios serán más o menos radicales dependiendo de que tanto los individuos que los constituyen sean concientes de cómo estas opresiones se manifiestan en sus relaciones con los demás (la sostenibilidad organizativa que hace mención el estudio). Pero el modelo organizativo de los medios radicales, o su proceso de producción de contenido, también debe integrar esa visión de cambio dentro de su estructura para verdaderamente presentar una alternativa. No puede simplemente presentar información que cuestione las estructuras de poder, también debe ponerlo en cuestión a través de su desarrollo organizativo. Downing habla sobre el poder del desarrollo como “las posibilidades positivas de logros humanos inherentes en la vida social cooperativa, las cuales, hasta el momento, la construcción de la vida económica y política las mantiene al margen”. Es a través de la democracia donde se llega a establecer la radicalidad de la organización, porque es ahí, por lo menos en teoría, donde se da libertad e igualdad de acceso a la expresión y participación plena de nuestra voluntad. Y sólo a través de procesos que garanticen esta igualdad de acceso a todas las voces dentro del medio radical, sin jerarquías, donde se tomen en cuenta en la creación de la organización y de la producción del contenido, se puede hablar de un medio radical completamente democrático.
El proceso en sí también llega a concientizar a las personas involucradas en el medio porque la participación en la creación de contenido, y al mismo tiempo de la organización, las empodera y les da de probar de la posibilidad de esa sociedad alternativa que antes fue nada más una idea. Para propagar el empoderamiento de las comunidades, Downing considera que el diálogo es el punto de partida para la concientización inicial. Los medios radicales, por este motivo, tienen que ser vehículos donde se pueda iniciar este diálogo con los demás y la realidad que nos rodea. Pasar de consumidores pasivos a partícipes en la creación de nuestros medios de comunicación, llegamos también al mismo tiempo a tomar las riendas de nuestro destino político en nuestras manos y actuar dentro de nuestra comunidad para resolver nosotros mismos nuestros problemas. A través de estos espacios de diálogo y participación existe el potential de la coordinación con otros espacios similares para movilizar estas posibilidades para que otras comunidades también tengan la oportunidad de imaginarlas. Los medios radicales, según Downing, “tienen la misión de no sólo proporcionar los hechos a un pueblo al que se les ha negado, pero también la de explorar nuevas formas de desarrollar una perspectiva inquisitiva frente al proceso hegemónico e incrementar el sentido de confianza del pueblo en su poder de tramar cambios constructivos.”